China una cultura milenaria

El poder curativo de la acupuntura, el valor extraordinario de un jarrón Ming o la exquisitez de su cocina típica son elementos que han hecho popular la cultura china en todo el mundo. Sin embargo, son muchas más las tradiciones y facetas que caracterizan a un país con más de 4.000 años de civilización.

El antiguo calendario chino

Hasta la instauración de la república en 1912, China se rigió por un calendario lunar de 354 días, y la diferencia de 11 días y cuarto entre el año solar y los 12 meses de este calendario se compensaba con la introducción de un mes intercalado cada trienio. Por otra parte, cada año recibe el nombre de un animal. Este ciclo, de 12 años, se repite continuamente y está ligado al zodiaco chino, compuesto por 12 Signos: rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y cerdo.

El año nuevo chino (imagen 1) se celebra en la segunda luna nueva tras el solsticio de invierno (entre el 21 de enero y el 19 de febrero).

En 1912 China adoptó el calendario gregoriano (el empleado en el mundo occidental), pero no modificó sus cuentas para los chinos, nuestro año 2002 corresponde a 4700.

Una lengua con 4.000 años de historia

El mandarin es el estándar de la lengua china moderna. Tiene varios dialectos y es hablado por unos 835 millones de personas como primera lengua. Se escribe en columnas de arriba abajo comenzando por la derecha, o en líneas horizontales de izquierda a derecha. Consta de más de 50.000 caracteres, aunque sólo 4.000 son de uso común. Este tipo de escritura utiliza ideogramas. Apenas ha variado en sus más de 4.000 años de historia. 

Pintura y naturaleza

La pintura es el arte por antonomasia de la tradición china. Influida por el budismo, juega un papel importante en la misma la combinación de caligrafía e imágenes de trazos curvos. Después de horas de meditación, los pintores plasmaron lo que les sugería la naturaleza :  principalmente montañas recias en contacto  con el cielo y ríos flexibles que simbolizan el do (la via). La pintura tuvo como soporte rollos de seda, bambú, cerámica y las porcelanas que desde el siglo xiv conquistaron Europa: las de tonos blancos de las eras Song y Yuan, azuladas de los Ming y las verdes y rosadas de los Qing.

La tradición teatral

Aunque sus orígenes se remontan al siglo de nuestra era. El teatro vivió sus momentos de gloria bajo la dinastía Yuan (1279-1368). Se lo conoce como zaju, y contiene una parte cantada, bailes y recitaciones. De una enorme producción de más de un millar de obras, apenas han llegado 167 a nuestros días.

Aunque la mayor parte de sus creadores eran anónimos, cabe destacar a Wang Shi fu, en el xiv, autor de la obra sentimental Xixiangji (La bandera del oeste). Tras la conquista de Beijing por los mongoles, algunos dramaturgos acompañaron a los Song (960 1279) hacia el sur. Entre ellos se encontraba Gao Ming, autor de Pipaji (La guitarra). Ruan Dacheng fue el autor más prestigioso de la era Ming (1368-1644). (M. Florentin)

Plantas y agujas curativas

La curación de enfermedades mediante plantas medicinales es un aspecto de la medicina tradicional china que Occidente ha hecho suyo en los últimos tiempos. El estudio más conocido de estas hierbas se remonta hacia 2800 a. C., cuando el emperador Shen Nung registró más de 365 fármacos en el Canon de materia médica. Estas sustancias se consideraban mejores cuanto peor era su sabor.

Otro puntal de la medicina era la acupuntura. Se dice que fue inventada por el emperador Huang Ti en 2468 a. C. Esta práctica se introdujo en Europa a mediados del siglo xix. Sólo recientemente ha obtenido el reconocimiento general.

El arte de comer

Las cocinas de China (reducirla a una sería como creer en la vigencia del término «cocina internacional») tienen características únicas. Por ejemplo, los alimentos se presentan cortados. Cuatro siglos antes de Cristo, el crecimiento demográfico y la escasez de recursos energéticos consolidó esta técnica a fin de cocinar con mayor rapidez y economía. A su vez, el vegetariano Confucio sentenció que el uso de cuchillos en la mesa era una barbarie, y alababa el empleo de los palillos, usados desde siglos atrás para cocinar propiamente. China «exportó» los palillos a países vecinos como Corea, Japón y Vietnam. La variedad de las cocinas de China (mal conocidas en Occidente aún hoy) debe mucho a la convicción de que la salud se fragua en los fogones del estómago, como señaló Cervantes. Esta relación entre salud y alimentación en la mentalidad china explica la sorprendente diversidad de recetas e ingredientes. La dinastía Han (206 a. C.-220) sintetizó algunos de estos principios con la teoría de «los cinco sabores»: dulce, amargo, picante, salado y ácido, que exige (siguiendo a Confucio) una armonía equilibrada entre ellos.

Seda y Porcelanas industriales

En la Era Ming( 1368-1644), el comercio y las técnicas artesanales experimentaron gran desarrollo en China, lo que provocó el hundimiento de los pequeños talleres familiares y gremiales Se crearon grandes plantaciones, hornos, teñidoras, lacados y fábricas dedicados a la artesanía. Algunas llegaron a dar trabajo a 50.000 personas. La porcelana adquirió en este período el esplendor con que ha llegado a nuestros días; al igual que las prendas de algodón y, sobre todo, la seda. Casi toda la producción de seda se vendía en Japón y, más tarde, en Europa, de la mano de portugueses y españoles. 

Inventos que cambiaron el mundo

Mucho antes de que los europeos los adoptaran y les sacarán el máximo partido, China ya conocía avances científicos tan importantes como la pólvora, la brújula o la imprenta. ¿Cuál fue la contribución del gran imperio oriental a la historia de la ciencia y de la técnica?

La hegemonía tecnológica de China al comenzar el II milenio de la era cristiana es incuestionable y apabulladora. La lista justifica la creencia popular de que casi todo invento atribuido a un europeo tuvo, en realidad, su precedente chino.

Avances mal aprovechados – Recientemente, diversos historiadores anglosajones le han dado la vuelta al calcetín y se han preguntado: si China fue tan avanzada, ¿por qué hizo un uso tan limitado y poco rentable de semejante ventaja?

Vayamos por partes. Hasta los Ming (1368-1644), las sucesivas dinastías auspiciaron y promovieron los avances técnicos.

POR JOAQUÍN LUNA

El ejemplo ilustra uno de los temas históricos más apasionantes y de estudio comparativo reciente: ¿por qué China, la gran potencia tecnológica del mundo al principio del siglo XI y durante al menos otros cuatrocientos años más, no supo o no quiso rentabilizar ese liderazgo? ¿Por qué tantos inventos capitales no provocaron

Su Song, uno de los sabios más reconocidos en China en el siglo XI, fue el creador del reloj de agua, cuya precisión era muy superior a la de los relojes mecánicos de la época en Europa. Fue una invención celebrada por la corte imperial -la dinastía Song-, aunque percibida más como un entretenimiento que como el formidable progreso técnico que podía suponer. Al fin y al cabo, eran los emperadores -considerados hijos del cielo- quienes se reservaban el control del tiempo y sus ciclos. En el siglo XVI, nadie recordaba en China la existencia del reloj de Su Song.

El ejemplo ilustra uno de los temas históricos más apasionantes y de estudio comparativo reciente: ¿por qué China, la gran potencia tecnológica del mundo al principio del siglo XI y durante al menos otros cuatrocientos años más, no supo o no quiso rentabilizar ese liderazgo? ¿Por qué tantos inventos capitales no provocaron una «revolución industrial» al modo de la europea siglos más tarde? En resumen, ¿por qué China desaprovechó su neta superioridad tecnológica respecto a Occidente y terminó siendo humillada a finales del siglo XIX con la progresiva intervención de potencias extranjeras en sus asuntos?

Señores anglosajones le han dado la vuelta al calcetín y se han preguntado: si China fue tan avanzada, ¿por qué hizo un uso tan limitado y poco rentable de semejante ventaja?

Los dirigentes no los consideraron excesivamente útiles, y con el elitismo de los propios mandarines en el gobierno, convirtieron su lengua en base de su influencia social.

De la superioridad al declive – Como señala el sociólogo Manuel Castells -citando a L. P. Jones-, «China estuvo a un ápice de la industrialización en el siglo XIV. Que no llegase a industrializarse cambió la historia del mundo». En

– RELOJ DE AGUA

Similar a una torre de 10 metros de altura y con un mecanismo que funcionaba con agua, fue construido por Su Song Permaneció activo 39 años. La invasión militar de la capital precipitó su desmantelamiento y traslado en piezas El hijo de Su Song, Su Xie, no pudo reconstruirse, tal como le encargó la corte

• COMPÁS MAGNÉTICO

Inventado en el siglo x para adecuar la ubicación de las viviendas conforme a las creencias sobre la armonía del mundo. Está probado que en 1100 los barcos chinos (uncos) utilizaban la brújula magnética, casi doscientos años antes que europeos y árabes

por la ciencia a favor de las artes y las humanidades. Paralelamente, el Es tado ya estaba bajo control práctico de los altos funcionarios (resultado de un sistema de selección único), que se convirtieron en un «cuerpo» con servador, progresivamente reacio a adoptar las novedades tecnológicas por cuanto éstas podrían provocar convulsiones sociales y desórdenes, uno de los peores males, al decir del confucianismo. Otros motivos fueron el desdén por el mundo exterior y un cierto autismo por razones

• PAPEL MONEDA

Conocido como «dinero volador» por su ligereza (hecho de seda), actuaba como certificado de depósito entre los comerciantes. La administración lo monopolizó a partir de 812 para recolectar impuestos. El certificado en papel que expedían las autoridades centrales permitía canjearlo por bienes como el té o la sal en las ciudades.

• SISMÓGRAFO

China era una zona sísmica muy activa y durante la dinastía Han fue inventado el primer detector de terremotos. Se trataba de un vaso de bronce con ocho dragones alrededor que portaban una bola en la boca y contenían un péndulo metálico. Este permite saber en qué dirección se habla producido el movimiento sísmico

PARA SABER MÁS

Biografía consultada y sugerida:  

CASTELLS, Manuel. La era de la información. Tomo I. Madrid: Alianza Editorial, 1998.

MOKYR, Joel. La palanca de la riqueza. Madrid: Alianza Editorial, 1997.

POMERANZ, Kenneth. The great diver gence: China, Europe and the making of the modern world economy. Nueva Jersey: Princeton University Press, 2000.

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